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Argentina como ejemplo trágico para otras economías.

Una bomba química nos extermina en silencio y es parte de una cultura de producción. El periodista y escritor, Patricio Eleisegui, nos habla del modelo agrícola vigente, el rol del Estado, las consecuencias en nuestros pueblos por el uso de agroquimicos y transgénicos y las alternativas de producción.

Siempre se han hecho documentales y diversos trabajados en el mundo, bajo la idea de mostrarle a estos países que es lo que no hay que hacer con el agro y se muestra lo que ha sucedido en la Argentina. El bloque europeo, por ejemplo, en general tiene una visión muy dura contra los transgénicos, entienden que son la apertura al uso de una mayor cantidad pesticidas. México está sufriendo la siembra clandestina de soja y alertan sobre qué pasaría en los pueblos si habilitan su cultivo atado al paquete tecnológico del glifosato.

Yo lo resumo como una cultura de producción, que lleva más de 20 años y va más allá de la cuestión económica, abarca lo mediático, lo académico, hoy en las carreras de agronomía se baja la línea que la única manera de hacer agricultura es usando veneno, eso durante veinte años ah generado una generación de agrónomos, ingenieros y especialistas del campo que entienden que la única manera de hacer agricultura es esa y buscan erradicar cualquier otra forma de producción.

Forma alternativa de producción de nuestros alimentos.

La alternativa es agroecológica, es algo que se conoce, es trabajar la tierra al modo tradicional de labranza, sin estar haciendo aplicaciones todo el tiempo. El modelo actual expulsa gente, tenemos mucho menor empleo que otros años y necesita (este modelo) que el campo sea un enorme desierto verde, donde la técnica sea únicamente echar veneno, sembrar, echar veneno, cosechar y echar veneno nuevamente para preparar la tierra, a eso se ha reducido la agricultura en Argentina.

Envenenados.

La primer edición de Envenenados salió a la venta en el año 2013, pero por la cantidad de nuevos casos y cifras, nos vimos obligados a realizar una segunda edición hace alrededor de un año, en esta actualización, eran 40 las semillas transgénicas, con el correr de los meses alcanzó las 47. A las producciones de soja, maíz y algodón se sumó la papa, aunque aun no salió al mercado, es decir aún no está sembrada pero si habilitada.

Un informa del SENASA revelo que el 60% de las frutas y verduras del Mercado Central tienen restos de agroquímicos.

Todos tenemos la noción de lo lejano, pero tenemos que hacerlo cercano porque  llega a nosotros, de la forma más invisible, en Buenos Aires vas a creer que te compraste un kilo de bananas y están buenísimas porque la pagaste a un precio piola, pero lo que tiene adentro es una bomba química y te lo estas comiendo pensando que el problema lo tienen los entrerrianos y no los porteños.

Semanas atrás, el Concejo Deliberante de Gualeguaychú prohibió la aplicación, transporte, almacenamiento y comercialización del glifosato en el municipio por considerarlo una sustancia cancerígena.

Hay una tendencia que se está multiplicando, ya que lo ha hecho Paraná y hoy lo está discutiendo Santa Fe. Lo que siempre tenemos que pedir o visualizar es cuento presupuesto le vamos a dar para cumplir con esa ordenanza o como se va a ejercer el control, porque si solo desde el papel decimos que el glifosato está prohibido no alcanza, ¿Cómo se está controlando el ingreso, la venta, la disponibilidad, el stokeo?, esas son las preguntas que hay que responder, pero tenemos tiempo y esta normativa vigente y no como en estos últimos años donde hubo un libertinaje en la utilización de todos estos pesticidas.

Marcha mundial contra Monsanto – Bayer.

Ojala en algún momento tengamos una marcha en contra del modelo en general, alguna vez llegué a la conclusión de que había, inclusive, un poder de lobby de las otras compañías para dejar a Monsanto siempre parada al frente,  hoy en la argentina vende más cantidad de pesticidas Syngenta que Monsanto, inclusive YPF tiene su propia línea de fitosanitarios.

Si esto sirve para poner en discusión el modelo, hay que seguir y apoyarlo,  pero no perdamos de vista el resto del bosque, porque son muchos actores, y cada uno está sacando una tajada enorme. Desde mediado de los 90, el único negocio que jamás cayó ni tuvo problema de rentabilidad con todas las crisis que hemos pasado ha sido la venta de pesticidas en la Argentina, cuando uno ve la curvatura de demanda y facturación, siempre ah ido hacia arriba, eso es lo que tenemos que poner en discusión en definitiva.

Plata o vida.

Esto no se puede cambiar de un día para otro y es real, han sido más de 20 años de una machaque permanente, tanto del sector productivo como de las organizaciones, que sigue funcionando así, desmontarlos es muy difícil y extenso. La realidad es que no vamos a tener una solución en el corto plazo. No usarcé mas el glifosato ahora implicaría un lio tremendo para el modelo productivo en general porque a los productores también le han vendido esto. Llegamos a un proceso de daño en la sanidad y en la calidad de vida de nuestros pueblos, como dice Fabian Tomassi “esto es plata o vida”.